Cucurbitáceas
Jorge Etcheverry Arcaya
Dejemos que
nuestros zarcillos invadan todo hueco o rendija permisibles—que nuestra clase
de existencia sea la que cubra todos esos promontorios y anfractuosidades—que
nunca haya algo heterogéneo entre nosotros—la igualdad eliminará la necesidad
espejos
No, que nuestra
amplia variedad dentro de lo mismo, que nuestra inacabable reserva de matices
se resuelva en la diversificación de nuestra función. Las formas vitales más
diversas se verán beneficiadas y es solo a través de acciones como ésta que se
facilita el control y dominio sobre los otros
El diálogo de
las formas de vida se desarrolla desde las amplias capas atmosféricas hasta la
más ínfima molécula al interior de la probeta del científico, Qué digo, desde
la grotesca forma del universo hasta el nivel subatómico
“Así como nos desvestimos en las ventanas o
nos tapamos de pies a cabeza en los antros religiosos de la más variada
arquitectura. Debemos abandonar el traje ficticio de todas esas miradas
ansiosas que se quisieran manos, que casi nos desgarran la carne de los huesos.
Mi abuela decía “la gordura es parte de la hermosura””. Eso dicen todavía las
niñas, y el diálogo de esta vez nada más que una variante del que mencionábamos
antes y que podría haber pasado en un café que por suerte me quedaba bastante
cerca, que a ellos les quedaba bastante lejos. Palabras que ahora se acercan
gracias a las sofisticaciones de una tecnología casi recién armada allí en la
oficina del lado con partes de hardware y logiciales provenientes de distantes
proveedores que se ignoran mutuamente
Eso les permite
detectar, aislar y amplificar ese hilo separándolo de los demás y casi
infinitos filamentos de emisiones que cubren toda la ciudad, qué digo, el mundo
entero—aunque en realidad estamos mintiendo cuando personificamos, a lo mejor
hasta se trata puro de máquinas
No dejemos que
los delirios de persecución, las paranoias, nos vayan comiendo el poco seso que
nos va quedando. La persecuta antaño se desplegaba cuando a veces en un café
como este y si se quiere exagerando un poco y como jóvenes que éramos, casi
muchachos, y así nos dejábamos llevar por esas tantas posibilidades atroces,
expresadas con un lenguaje rápido, muy coloquial, muy urbano, muy nuestro, que
sin embargo no lograba proporcionar ningún amparo contra los tentáculos,
enredaderas o ramificaciones de un destino aciago que se llevó a muchos de
nosotros
No te detengas a
pensar ni por un momento. Ese invento de la Madre Naturaleza no te ha traído
más que problemas, sinsabores. Nuestros antepasados de colas prensiles se
paseaban en la cúpula de las forestas, calmos y gráciles. Seamos como águilas,
mejor, como cualquier cosa que se agota en la mirada que hace el inventario, en
los músculos dóciles y rápidos en el agarre de la presa. Esta otra cosa que nos
pusieron adentro de la cabeza nos trae
puros problemas. Todo esto se puede concebir y de hecho lo hacemos, como una
planta enorme, gigantesca—he oído o leído por ahí que alguna parte que hay un
árbol así, que el más antiguo del mundo, que parece un bosque pero que en
realidad es el mismo árbol que echa brotes—sus ramas se entretejen insidiosas en esta otra metáfora y echan
brotes incluso en las condiciones menos propicias, más desfavorables—la
ductibilidad de los tejidos vivos no deja de asombrarnos
Soles rojos y
negros se arremolinan sobre nuestras cabezas y estómagos concretos. Un coro de
voces femeninas se alza desde los pantanos. Los ángeles abandonan sus nidos. En
lo profundo de la noche que nos ampara se incuba un dragón de fuego
Una bandada de
murciélagos oscurece por un momento la gestación de estas páginas. Una figura
vagamente sacerdotal avanza por una calle que brota desde el centro mismo de
los sueños. Niñas jóvenes danzan en círculo, palomas levantan el vuelo
Todos tenemos nuestras historias
Problemas personales
Nacimos por ahí alguna vez
Tuvimos progenitores
La pasamos del uno
O como las verenjenas
Como se dice en Chile
Somos feos o bonitos
Mal que mal a todos
Nos han pasado cosas muy
interesantes
Y otras muy fomes
Algunos tuvimos que salir
abriendo
De nuestro dulce país natal
Para venir a pasar
pellejerías
En una tierra extraña
Aunque a la postre nos haya
ido de lo más bien
Entonces, no me encebollen
los versos
O sí estamos enfermos
O nos vamos a morir
Poetas
No nos pongamos alharacos
Palomas levantan el vuelo.
Sobre las ciudades calcinadas por las bombas, sobre niños de piel tirante y
vientre hinchado. El pasado utópico y metamorfoseado se nos aparece en sueños.
Hace algún tiempo tenía lápiz y papel en la mesita o estante al lado de la cama
y anotaba los sueños. La vejez y la desidia me han hecho abandonar este hábito.
Como la punta de vides que trepan por
muros pétreos nos esforzamos por florecer de alguna manera. Como zarcillos que
buscan hendiduras en que aferrarse. Que a veces alumbran los vacíos lúgubres
con la flor efímera de la conciencia.
Alguna vez
salvaremos la barrera entre lo vegetal—es decir la vida—todo viene de las
plantas y lo así llamado mineral—no por nosotras, dicen ellas, todavía no
tenemos voces
Abejas que se
extinguen y pájaros—insectos diversos llevan nuestra semilla en sus patas,
plumas y caparazones
Esta voz nos
viene de prestado, es la de uno de ustedes
--la
cancerberización está muy avanzada, mi amigo y maestro. Carecemos de
instalaciones, instrumentos y fármacos adecuados para enfrentarnos a esta magna
tarea. No serán ya pájaros los que desplieguen sus alas sobre ese fondo de
cielo firmamentoso, mira en cambio cómo esas bolitas peludas, las abejas, de
ojitos brillantes despliegan alas, además de
un radar que tienen que pone en relieve todas las cosas sin importar la
densidad de sus moléculas—mientras vuelan durmiendo acaso soñando guiadas por
ese tremendo olfato que se gastan, el radar sónico ya mencionado que manda y
recibe pródigas las ondas. Con qué van soñando, ah, ahí está la cosa.
Pero a nosotros
nos acecha la adicción. Chocolactericia es una afección sobre todo del
metabolismo que pide más y más y exalta al consumidor sobre todo si acompañado
de su cafesote, su puchito y deja a los susodichos y susodichas funcionando por
algunas horas sin tener apetito para comer comida de verdad y luego viene el
desplome. La planta de chocolate Pseuderanthemum
alatum adorna jardines doquiera – El nombre chocolate, del Náhuatl originalmente xocolātl alimenta, reanima y
aviva. Pero hace siglos como bebida le ha ido ganando terreno el café, la
bebida que más se consume. En las ciudades de casi todo el mundo me atrevería a
decir que no hay una sola sin cafés de esos de ahora, llámense Starbucks, Second
Cup, Bridgehead, que no congregue a multitudes de individuos para ejercer una
vida social a sesgo, mirando de hurtadillas al vecino sin despegan totalmente
los ojos de la tableta, o a las piernas de la niña sentada en otra mesa, si se
trata de varones hetero o bi, sin que se note mucho en estos tiempos en que
esto parece ser altamente ofensivo. O a la inversa a los jóvenes de jeans
apretados y bíceps tatuados fruto del esteroide más que del ejercicio, y por
último, a todos quienes decoran sus extremidades, torsos e incluso a veces
cuellos o mejillas con tatuajes, en una variada combinación que a la postre
repite los mismos diseños y modelos. Una niña que conozco y con la que medio
converso que trabaja en uno de esos cafés donde voy me dijo que le encantaría hacerse
un tatuaje con alguno de los monos que pongo en mi blog, pero luego frunció su
ceñito y me dijo “no, parece muy
complicado y es raro, no es del tipo de los tatuajes que la gente se hace”.
Claro que en perfecto inglés, porque nació hablándolo..
Vamos a poner
pedazos de esto en el web, a ver si alguien agarra papa
“mira no te
hagas ilusiones, yo sigo de bastante cerca esto de la nueva tecnología, que
está cambiando cómo nos relacionamos, cómo conocemos, que pone a nuestro
alcance los frutos del patrimonio humano, la creación, la historia desde
nuestros albores remotos, el arte, que nos permite la comunicación instantánea
con nuestros semejantes, el saludo fraterno mediando grandes distancias—todo
está muy bonito, y como dicen y escriben los gringos looks good on paper—uno de los problemas que si me pongo a enumerarlos
me voy a quedar ronca, es que acostumbra a la gente a ser comodona—todos están
pidiendo que todo sea cortito y bonito, o dicho de otra manera en una de
cititas estúpidas que la gente reparte por esta misma web de la que estamos
hablando, “lo breve doblemente bueno”, u otra taradez que se le atribuye poco
menos que a Einstein. Mira, mejor no sigamos hablando que me van a dar ganas de
vomitar”
Después de estas pocas palabras la poesía se
aleja entre las mesitas que arden y casi se disuelven en la terraza. En otras partes del mundo la
gente no tiene idea del calor que puede hacer en Canadá.
Se levanta de la cama, se dirige con un par
de pasos inseguros hacia la única ventana del cuarto diminuto que visto desde
afuera y desde lejos se encarama como un punto festoneado de muchos otros que
trepan por la pared del edificio infinitamente alto—parece—que simula ser parte
del cielo que no está muy despejado que digamos—gracias a esas sustancias que
usan ahora para las paredes que reflejan ese mismo cielo pero que un pueden ser
de vidrio o cristal, carísimo y tecnológicamente exigente
O a lo mejor me equivoco, uno no puede saber
de todo. Pero tengo que seguir escribiendo, para eso me pagan “Pero quizás en
esas alturas donde todavía revolotean pájaros, donde el aire está menos
rarificado que unos centenares de metros más abajo alguna vez el día está
próximo se puedan implementar jardines colgantes o mejor desplegantes a la
manera de abanicos para realizar fotosíntesis más puras. Quizás los mismos
zarcillos que se arrastran y se agarran a toda grieta con algo de humedad, se
aferran a cada anfractuosidad y surgen hacia arriba trepando muros decorando
dinteles puedan llegar a estas alturas donde más allá de una capa superficial
de la nube artificial y homogénea de la polución se abre, no muy prístino, pero
en fin un espacio claro y una luz solar bastante aceptable, Una nueva clase
jardineros de pulmones mejorados y no muy pesados cultivarán esos melones, sandías, calabazas, pepinos de nuevo tipo y de una
apariencia que sorprenderá un poco a sus madres de raíces ancladas a la tierra
antañona y que anuncian un futuro”
Hasta
aquí iba el texto encargado por el Consorcio a ese autor no tan joven y no tan
meritorio que digamos para conseguir inversores y apoyo institucional para el
proyecto paraguas, umbrella en inglés, se trata de una ciudadela experimental
que ocuparía algunas cuadras, con edificios muy altos por cuyas paredes trepan
los zarcillos genéticamente modificados que serán la base de una selva
traslúcida que se extenderá precaria sobre aparentemente frágiles terrazas
produciendo todo tipo y variante de los frutos antes mencionados y a la
ecología parasitaria que todo conjunto forestal vegetal secreta y cobija y
quizás una nueva raza o variante humana. No por su genética, sino por su modo
de vida. Una figura capitalista misteriosa y vilipendiada, ya muy anciano y se
dice apoyado en sus funciones vitales por injertos mecánicos y virtuales
estaría invirtiendo sus millones en lo que él considera su legado. Ese proyecto
quizás irrealizable ha captado la voluble atención de múltiples sitios web
fantasmas en la zona gris o negra del mundo virtual. Algunos sostienen que se
trata en realidad de crear bases para el eventual aterrizaje de los
extraterrestres.
A
nosotros nos interesan además datos históricos, los Jardines Colgantes de
Babilonia. Gracias al bloqueo, los cubanos se pusieron hace décadas a la cabeza
de la agricultura urbana
Desde
la ventana del Hotel Capri que en su momento fue de los Corleone o la familia
que subyace a esa famosa cinta cuya tercera parte es la más débil, veíamos con
la Sharon algunas ventanas de departamentos al frente en que se criaban
pollitos, hortalizas. Grandes cucarachas inofensivas festoneaban las paredes de
los pasillos del hotel en cuyo restaurante se podían disfrutar mojitos pagados
bastante módicamente en dólares que aunque canadienses eran bastante ventajosos
en términos del cambio con la moneda nacional.
pero
una flor roja carnosa
de
fuego comienza a establecer las por
ahora
tenues retículas de nervaduras que casi
son
invisibles para el OJO HUMANO del presunto espectador
testigo
que en todos los géneros en que se escribe es el que se supone que
va
a dar cuenta, relatar lo que ha pasado, va a ser el que testimonia, el que da
fe de los
hechos
que presencia, es decir de esas cosas que pasan, que tienen lugar, que suceden
ante
sus ojos, en su presencia, al frente suyo y de las que es testigo